Quini

Enrrique Castro QUINI
¿QUIEN ES?Enrique Castro González, "Quini", nació en Oviedo el 23 de septiembre de 1.949, por tanto cuenta en la actualidad con 51 años.
Hijo de María Elena y Enrique, a quien también llamaba Quini y del que además del apodo heredó la afición por el fútbol.

En 1.981 medía 1,76 y pesaba 75 Kilos.También es conocido como "El Brujo", "Quinocho" o "Quinigol".

Toda su carrera profesional la repartió entre el Sporting de Gijón donde estuvo 15 años y el Fútbol Club Barcelona donde estuvo cuatro.

Debutó con 19 años en el Sporting de Gijón. Con 30 fichó por el Barça tras pagar 80 millones al Sporting. Con 34 se retiró por primera vez aunque regresó a su Sporting.

Con 37 se retiró definitivamente de la práctica profesional del fútbol.

Ha compartido vestuario con grandes estrellas como Maradona, Schuster, Simonsen, Krankl, Julio Alberto, Urruti, Migueli, Ferrero, Maceda, Mesa, Joaquín, etc.

Disputo 35 partidos con la selección, marcando 8 goles. Disputó dos Mundiales el de Argentina 78 y España 82; y dos Eurocopas la de Yugoslavia 76 y la de Italia 80.

Hubiera disputado el Mundial de Alemania 74 y la Eurocopa de Bélgica 72, ya que era un habitual de las convocatorias, pero España no se clasificó.

Tiene dos hermanos, Jesús, portero con el que coincidió en el mismo equipo en el Sporting y Rafael.

Casado el 1 de julio de 1.974 con María de las Nieves, el matrimonio tiene dos hijos.

Actualmente es el delegado del primer equipo del Real Sporting de Gijón.

María de la Nieves, su esposa, desconocida como la mayoría de las esposas de los futbolistas, salió a la luz a través de los medios de comunicación durante los lamentables días del secuestro.

No se puede conocer a Quini sin hablar de Asturias.

Según él mismo dijo, "aunque tengo a Cataluña muy metida en el corazón, soy asturiano hasta la médula".

Precisamente dos de los mayores disgustos de su vida los tuvo por ponerse en duda esta cuestión:Domingo, 7 de noviembre de 1.974, partido Sporting-Español. No era un encuentro más, el ambiente estaba muy caldeado porqué los hermanos Castro habían realizado durante la semana unas declaraciones al informativo barcelonés "Dicen" en las cuales opinaban a cerca del Derecho de retención y de sus ansias de mejorar acepando algunas de la ofertas que varios clubs grandes habían hecho por ellos, en especial por Quini.

La misma semana la prensa gijonesa aireó la noticia, y el público lo interpretó como unas reivindicaciones materialistas que demostraban muy poco amor a Asturias.

El enfado se trasluce en los prolegómenos del encuentro a las 4:30 de la tarde, cuando los jugadores del Sporting salen a realizar el calentamiento habitual.

El público muestra su enfado con una sonora bronca que se agigantaría al reaparecer de nuevo sobre el terreno de juego al inicio del partido.

Quini, sabedor de que no tenía nada de que vergonzarse, sale el primero, justo detrás aparece su hermano Jesús Castro. José Manuel, capitán del equipo, inseparable amigo y "Quinocho" le dice: "suerte brujo, tu sacas"; Quini responde con una de esas sonrisas que no pueden esconder que la procesión va por dentro y afirma: "eso lo arreglo yo con un par de goles"... ¡Fueron cuatro!. La gente aplaudió a rabiar, sacó pañuelos y se olvidó de las declaraciones.

Sin embargo Quini, serio, abrazado a su hermano, pensaba que habían llegado a dudar de que por encima de todo se sentía asturiano.

La segunda ocasión fue el jueves 18 de junio de 1.981, partido FC.Barcelona - Sporting; Quini viste la camiseta azulgrana. Se trata, ni más ni menos que de la final de la Copa del Rey.

El triunfo es fundamental para los dos equipos puesto que, debido a su mala clasificación en el recientemente finalizado campeonato liguero, ambos estarán ausentes de las competiciones europeas de no triunfar en ese encuentro.

Para el Sporting sería una desilusión tremenda, pues hubiese significado la primera ocasión en que obtendrían un título nacional - exceptuando el de Segunda -. Para el Barça por su parte, el desastre hubiese sido mayor, porque representaría el primer año en su historia en que no estaría presente en la competiciones internacionales.

El triunfo se lo llevo el Barça por 3-1, con dos goles de Quini, precisemante los dos primeros. Una parte de la afición asturiana no supo aceptar este hecho, argumentado que Quini no debió alinearse contra sus excompañeros.

Fueron sin duda los goles más dolorosos de toda su carrera.

Quini vivió en la casa donde nació, en Oviedo, hasta los cinco años.

Se trataba de un caserón, propiedad de su abuelo, de un solo piso, con huerto y gallinero propio, que casi autoabastecía a la familia Castro.

Su padre trabajaba en Ensidesa, por lo que tenía que desplazarse hasta allí todos los días. Este problema afectaba a muchos otros trabajadores, por lo que se decidió construir el poblado de Llanares (Avilés) junto a la empresa Ensidesa. La familia Castro solicitó allí una vivienda, que le fue concedida, por lo que se trasladaron a aquella localidad.

Allí transcurrió su adolescencia y la mayor parte de su juventud.

También en aquella población vistió su primer uniforme, el de los infantiles del Colegio de los Salesianos. Su amor por el fútbol no era compartido por los estudios o la religión.

Mal estudiante enseguida empezó a tener problemas con el colegio, que llegó a representar una auténtica obsesión para él, hasta el punto de convertirse en sonámbulo: completamente dormido, se vestía, se levantaba e intentaba dirigirse hacia el colegio, y sólo regresaba a la cama cuando su padre le aseguraba que todavía no era la hora.

De esta forma, cada vez fue olvidándose más de los estudios y concentrándose en la práctica del fútbol.

Del equipo infantil de los Salesianos pasó a jugar al Llanares juvenil, que después se llamaría Bosco Ensidesa, en donde estuvo a las órdenes de tres entrenadores: Estébanez, Héctor y Muñiz.



Había dejado ya totalmente el colegio y su padre le inscribió en la escuela de aprendices de la fábrica Ensidesa, a cuyas clases no acudió ni una sola vez, pues ello hubiese significado dejar de entrenar.

Encontró comprensión, en este sentido, por parte de sus padres, pues no en vano su padre había sido portero de fútbol y le gustaba la idea de que su hijo continuase por este camino.

Precisamente fue así como Quini realizo sus "pinitos" como guardameta, pero según él mismo decía:"Un día me colaron un gol por entre las piernas y decidí no volver a ponerme nunca más bajo los palos Aún así, en algunos entrenos del Sporting me ponía de porter, y creo que no lo hacía mal del todo, aunque siempre si llegar a hacerle sombra a mi hermano Jesus".Ante el fracaso de la tentativa estudiantil, empezó a trabajar en Montajes del Tera, de aprendiz de soldador.

Sin embargo, y a pesar de que se tomaba las clases con mucho interés, el fútbol le absorbía todo su tiempo, por lo que hubo que tomar una decisión y optó por la dedicación exclusiva a deporte rey.

Siendo juvenil fue llamado para defender a España contra Alemania y jugo tanto en el encuentro de ida como en el de vuelta lo que, lógicamente, le supuso una alegría inmensa, a pesar de que se perdió la eliminatoria.

Un año después temporada 1967-68, fichó por el Ensidesa que se encontraba en Tercera División.Su relampagueante carrera le proporcionó la sensación de haber triunfado.

Precisamente por ello su primer desengaño fue muy duro, y a punto estuvo de abandonar el fútbol.

Era el año 1.968, su primera temporada con el Ensidesa, jugaba de extremo izquierdo y las cosas no le salían bien.

Todos los que hemos jugado al fútbol, aunque sea como meros aficionados, sabemos que cuando las cosas, por lo que sea, no marchan, nada te sale mo querrías, pierdes la confianza en ti mismo y todo lo haces al revés.

Ello fue lo que le sucedió a Quini que llegó a plantearse la decisión de abandonar el fútbol y, si no lo hizo fue por los ánimos constantes de su madre. También el entrenador Avedaño y el presidente Muro de Zaro le alentaban constantemente, pero fue su madre quien ejerció la influencia decisiva que le hizo continuar.

El Ensidesa cambió de entrenador a mitad de temporada y el nuevo preparador situó a Quini en una nueva demarcaión, la de interior; el éxito fue inmediato. Fue un año decisivo en la vida del jugador asturiano, no sólo tomó la firme determinación de no desmoralizarse más y seguir con el fútbol, pasase lo que pasase, sino que le ocurrió el hecho tal vez más fundamental de su vida, conoció a la que sería su esposa, Mari Nieves.Su carrera siguió la trayectoria centelleante que hasta aquel momento le había caracterizado.

A mediados de la temporada 1.968-69, le llamó el Sporting de Gijón, que necesitaba un delantero centro.

Todo había sido muy rápido: llevaba varios partidos jugando bien y metiendo goles. Un jueves, como cualquier otro, en el partidillo de entrenamiento que siempre realizaba aquel día, había presentes ojeadores del Sporting.

Quini lo sabía, pero su juventud y su modestia le impidieron pensar que él pudiese ser uno de los observados.

Lo cierto es que metió dos goles llenos de coraje y valentía.

Aquella misma semana debutó con el Sporting en el Benito Villamarín, frente al Betis. El partido se perdió por 1 a 0, gol de Quino, pero para él aquello en esos momentos era lo menos importante.

Lo esencial es que había debutado en Segunda División, dejándose la piel en el campo (tuvieron que darle oxígeno en los vestuarios).

Por aquel entonces el Sporting tenía un entrenador de campanillas, Carriega, quien supo ver las cualidades del joven Castro y le reiteró su confianza para el partido siguiente.

Era su debut en El Molinón. No pudo ser mejor, el Gijón estaba perdiendo 0 a 1, cuando un medido centro de Echevarría era rematado a las mallas por Quini: debutar y marcar, era más que un sueño.

En la temporada 1.969-70, tras una campaña arrolladora, el Sporting se proclama campeón de Segunda con varias jornadas de antelación al final del campeonato.

El mismo año, junto con otros tres hombres del Sporting: José Manuel, Herrero II y su hermano Jesús, figura en la Selección Amateur que se proclamaría campeona de Europa venciendo al país anfitrión Italia, en Forti Di Manti, con cuatro goles de Quini.

Curiosamente el seleccionador nacional en aquella ocasión era José Emilio Santamaría. Los cuatro goles de Quini se producían en un año que marcaría una pauta repetida desde entonces varias veces, la consecución del Trofeo Pichichi, en esta ocasión de Segunda División.

Una ecuación estaba ya en boca de todos los aficionados españoles:

QUINI = GOL.Sería internacional Amateur 9 veces, 1 Sub 23 y 35 en la Absoluta.

El Pichichi de la temporada 69-70 lo consiguió marcando 24 goles. En la anterior campaña, la de su debut en el Sporting, jugando tan sólo media Liga logró 16 tantos.

A partir de aquellos momentos la relación Quini/Gol sería inseparable.

Este es su palmares:


Rafael Biempica Albarez

Legendario interior derecho rojiblanco, vivió el ascenso de la temporada 1956-57.
Para él, la clave del ascenso la tiene el equipo gijonés:
«Todo depende del Sporting, que debe ganar y meter presión a sus rivales». Cree que los partidos de El Molinón son determinantes y aboga por «seguir jugando así sin temer a ningún rival».
También incide en la fortaleza de todo el bloque incidiendo en Kike Mateo: «Se nota cuando no está porque falta una brújula en el equipo», apunta el mítico atacante. Tampoco resta mérito a la aportación de otros jugadores como Roberto, Matabuena, Diego Castro y Bilic, a los que llama «la base del equipo. Dice Biempica que «es básico tener este equilibrio».
En resumen, esta leyenda sportinguista invita a que «no se bajen los brazos, se siga luchando y se recompense a la afición, que lleva muchos años esperando esto».